Cuando el juego de pelota para hacer goles se convierte en un negocio supermillonario.
Según los historiadores del fútbol, sus inicios se remontan a los siglos III y II a.C. en China y Egipto y posteriormente se identifica el juego de pelota entre los mayas.
Uno de los hitos del juego de pelota se da en la Edad Media, cuando empiezan a crearse los códigos de juego, que variaban desde transportar la pelota de un pueblo a otro, donde jugaba un número no determinado de personas, hasta equipos de 27 jugadores en cada uno, con el objetivo de sumar más puntos que el rival, metiendo la pelota en el agujero colocado en cada lado de la cancha, la cual era similar en dimensiones a la actual.
Resumiendo un poco la gran evolución del juego, en 1.995 la historia del fútbol se parte en dos, marcando así el mayor hito en su historia. El fútbol dejó de ser sólo un juego, para convertirse en un negocio millonario.
A Jean-Marc Bosman, futbolista belga, se le debe este gran cambio. Ganó la demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, donde un jugador en Europa podía jugar en cualquier país, sin ninguna restricción. Se propició así el ingreso de los multimillonarios al negocio del fútbol, para realizar transacciones y compra de equipos. Jean-Marc Bosman, tras el juicio no pudo volver a ser parte de la nómina de ningún equipo.
En Latinoamérica sucedió algo similar. Las iniciativas que surgieron por los apasionados del fútbol como agrupaciones y asociaciones deportivas, con el único interés de jugar, se convirtieron en sociedades anónimas sometidas a variedad de controles externos. De esta manera, los equipos de fútbol se convierten en una empresa, con planes de negocio que superen a sus rivales, buscando la sostenibilidad institucional, la profesionalización del jugador, y por supuesto, el incremento de las ganancias de los inversionistas.
Así, un simple y divertido juego de pelota, se convierte en el negocio de los goles.
Uno de los hitos del juego de pelota se da en la Edad Media, cuando empiezan a crearse los códigos de juego, que variaban desde transportar la pelota de un pueblo a otro, donde jugaba un número no determinado de personas, hasta equipos de 27 jugadores en cada uno, con el objetivo de sumar más puntos que el rival, metiendo la pelota en el agujero colocado en cada lado de la cancha, la cual era similar en dimensiones a la actual.
Resumiendo un poco la gran evolución del juego, en 1.995 la historia del fútbol se parte en dos, marcando así el mayor hito en su historia. El fútbol dejó de ser sólo un juego, para convertirse en un negocio millonario.
Jean-Marc Bosman. Tomado de blogs.20minutos.es |
En Latinoamérica sucedió algo similar. Las iniciativas que surgieron por los apasionados del fútbol como agrupaciones y asociaciones deportivas, con el único interés de jugar, se convirtieron en sociedades anónimas sometidas a variedad de controles externos. De esta manera, los equipos de fútbol se convierten en una empresa, con planes de negocio que superen a sus rivales, buscando la sostenibilidad institucional, la profesionalización del jugador, y por supuesto, el incremento de las ganancias de los inversionistas.
Así, un simple y divertido juego de pelota, se convierte en el negocio de los goles.
Del sencillo juego barrial al sueño de ser futbolista profesional
La trayectoria es larga y llena de alegrías y sinsabores. Pero la pasión, en la mayoría de los casos, es el motor para superar cualquier dificultad y disfrutar el juego.
Comienza la pasión por fútbol. Tomado de www.semana.com |
A veces se trata de imitar a algún futbolista famoso, en otras ocasiones, practicar jugadas cuantas veces sea necesario, hasta descubrir la propia capacidad de juego.
Escuela de fútbol Futuros de Toño-Sincelejo (Colombia) |
Tomado de www.sefutbol.com |
Llegar a ser un mundialista es un sueño cumplido para unos cuantos, soportado en disciplina, horas de trabajo, algunas privaciones, pero también, satisfacciones.
El fútbol callejero es un espacio para todos, 100% incluyentes y una estrategia de construcción del tejido social.
Tomado de es.aliexpress.com |
Tomado de www.ecbloguer.com |
Tomado dewww.universoregalos.com.ar |
Tomado del periódico El Colombiano |
Es posible que un evento de esta magnitud aporte a que el país anfitrión sea mundialmente reconocido y atraiga inversiones y negocios, que rara vez benefician al común de la gente.
Tomado de www.puntoinversiones.com |
Pero también es cierto, que estos eventos suben el costo de vida, son la oportunidad para vivir de la corrupción y desplazan de sus barrios a la población de escasos recursos económicos, como una estrategia de limpieza social.
Desalojo en Brasil por el Mundial de fútbol 2014. Tomado de mexico.cnn.com |
Estudios académicos sostienen que es mucho más rentable invertir en infraestructura y servicios locales, que invertir millonarias sumas de dinero en un evento monopolizado, excluyente y que deja mínimas ganancias al país sede, porque las verdaderas ganancias quedan en manos de los patrocinadores y, mayoritariamente, de la FIFA.
Negocio redondo y discriminatorio: el país asume los gastos para ser una sede aceptable según los cánones de la FIFA, ésta recibe una suma supermillonaria por ser la creadora del evento y los patrocinadores aprovechan la vitrina para promocionar sus productos y realizar negocios.
El equipo campeón recibe 35 millones de dólares y la FIFA, 4.000 millones por poner a invertir a los países.
Beneficio social?...
Tomado de www.taringa.net |
Del futbol FIFA al futbol barrial. Volver a compartir con la comunidad.
Es aquí donde se vive la verdadera alegría del fútbol, donde nació. En la gente común de las localidades.
Las inversiones gubernamentales y privadas que se hagan en estas actividades, estimulan la sana competencia, el comercio y, sobretodo, el desarrollo del ser. Es invertir en capital humano y social para obtener beneficios a largo plazo.
No es difícil ni imposible que la comunidad y las instituciones se entusiasmen con esta urgente mirada y práctica del fútbol. Es cuestión de voluntad y de identificar las potencialidades de retomar el fútbol como diversión y como vivencia barrial.
En el barrio donde se juegue, las tiendas y venteros ambulantes pueden ofrecer libremente sus productos al público; los jóvenes y familias disfrutan de momentos de esparcimiento, contribuyendo a un entorno más amigable y cívico.
Las inversiones gubernamentales y privadas que se hagan en estas actividades, estimulan la sana competencia, el comercio y, sobretodo, el desarrollo del ser. Es invertir en capital humano y social para obtener beneficios a largo plazo.
No es difícil ni imposible que la comunidad y las instituciones se entusiasmen con esta urgente mirada y práctica del fútbol. Es cuestión de voluntad y de identificar las potencialidades de retomar el fútbol como diversión y como vivencia barrial.
Tomado de www.vanguardia.com |
Para las empresas locales es una interesante opción para promocionarse en las comunidades,apoyando los torneos barriales e interbarriales como una forma, además,de incluirse en el tejido local.
Cancha del Calcio-Fiorentina-1688. Tomado de Wikipedia |
El fútbol empezó como diversión de las élites, pero su auge se dio cuando el fútbol callejero se tomó a las ciudades, especialmente a los barrios populares.
Ahora que presenta su máxima profesionalización, la población vulnerable es marginada no sólo del evento más importante del fútbol, sino también de sus viviendas y barrios.
Tomado de bibliotecagranizal.blogspot.com |
Tomado de nadanonada.blogspot.com |
Ahora que presenta su máxima profesionalización, la población vulnerable es marginada no sólo del evento más importante del fútbol, sino también de sus viviendas y barrios.
El fútbol vuelve a ser de la élite, así muchos de sus jugadores profesionales hayan surgido de sectores marginados.
Que el monopolio mundial del fútbol no esfume las ilusiones futbolísticas de las comunidades, podría ser el verdadero objetivo de una política pública, donde el acceso al deporte de los diferentes actores, sea un derecho de ciudadanía y el fútbol sea algo más que un negocio multimillonario.
Que el monopolio mundial del fútbol no esfume las ilusiones futbolísticas de las comunidades, podría ser el verdadero objetivo de una política pública, donde el acceso al deporte de los diferentes actores, sea un derecho de ciudadanía y el fútbol sea algo más que un negocio multimillonario.
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